domingo, 13 de mayo de 2018

Carta de Santiago Abascal (VOX) a Pablo Iglesias (Podemos): Pablo, el infierno mismo

CON MOTIVO DEL APOYO PODEMITA A LOS AGRESORES DE LOS GUARDIAS CIVILES EN ALSASUA SE HA "VIRALIZADO" OTRA VEZ MI CARTA A PABLO IGLESIAS. (Escrita hace dos años) No rectifico ni una coma. Vuelvo a compartir con vosotros aquel ejercicio de memoria histórica reciente.
 
CARTA DE SANTIAGO ABASCAL, PRESIDENTE DE VOX, A PABLO IGLESIAS
 
Pablo, permite que me ahorre lo de "estimado", más que nada porque me gusta decir la verdad siempre. El caso es que el otro día reiteraste tu miseria moral alabando a un terrorista. Dijiste que "sin personas como Otegi no habría paz". No leí tus declaraciones. Me las leyó mi padre. Me llamó por teléfono expresamente. Te ahorro la literalidad de la conversación porque es más virulenta aún que las letras que ahora escribo.
 
Pero debes saber que, mientras tú vomitabas esa basura, el hombre que me llamaba no debía de tener a muchos metros a los escoltas que le vigilan desde hace veinte años gracias a las balas de los amigos de Otegi. Mientras tú pasabas tu infancia en Soria leyendo a Verne y a Salgari, yo la pasaba en tierra vasca –y española– viendo cómo mataban a los amigos de mi padre, como Jesús Velasco o Félix Galíndez, o como a Estanis Galíndez, cartero de mi pueblo, asesinado, como todos, por la espalda. Sello de tus admirados, valientes y perspicaces amigos.
 
Mientras tu adolescencia empezaba a despertar con sueños húmedos con no sé qué actriz española –algo de eso dijiste hace poco–, la mía despertaba con las cartas que la ETA escribía a mi abuelo para anunciarle su temprana muerte: "Le buscaremos hasta ejecutarle", rezaban las misivas de tus perspicaces amigos. Mientras tú te reunías con el enemigo en una herriko taberna y alababas la "perspicacia de ETA", yo recibía a mis hijos en el paritorio acompañado por guardaespaldas.
 
Mientras tú te entretenías en la universidad entre escrache y manifa, yo acudía a la universidad escoltado y veía mi nombre en un punto de mira pintado con spray en las mismas pizarras. Literal, Pablo. Mientras tú disfrutabas de tus becas y de tu vida facilona, yo llevaba una pistola al cinto por si podía evitar que me pegasen un tiro en la nuca, anuncio también literal de las paredes de mi pueblo.
Mientras tú animabas a la afición que te jaleaba a salir a "cazar fascistas" o a pegar a un "lumpen", y quizá mientrás tú leías cómo se hace un cóctel molotov, yo empezaba la madrugada apagando el fuego de la tienda de ropa de mi padre, arrasada por el fuego de los cócteles molotov de los amigos de tus amigos.
 
Mientras tú te dedicabas a acosar a los que no piensan como tú en la universidad –me acuerdo ahora de Rosa Díez–, yo veía pasar el féretro de Gregorio Ordóñez entre vivas a España, o velaba el cadáver de Jesús Mari Pedrosa, asesinado a tiros en la puerta de su casa en Durango.
 
Mientras yo rendía honores a Manuel Indiano, abatido a balazos en su tienda de golosinas de Zumárraga, tú cogías un vuelo para tu paraíso venezolano o iraní para aprender cómo jodernos más la vida.
 
Tu paraíso es nuestro infierno. Tus amigos son nuestros enemigos.Y tus héroes, Pablo, son nuestros villanos. Y tú –siento decirlo y siento pensarlo– eres todo eso a la vez, sin matices, el enemigo, un villano y el infierno mismo.
 
Por eso somos tantos los que te conocemos, cada día un poco más, los que vemos la gran mentira que se esconde detrás de alguna de tus verdades. Y por eso somos tantos los que te combatiremos, en las universidades si hace falta, en las urnas cuando toque, en los tribunales cuando la ocasión lo exija. En la cheka si ese es nuestro destino en la España soviética que querrías construir. Y en todos los lugares en los que pretendas dar tu pérfida batalla. Cuando quieras y donde quieras. Porque se trata de nuestra Patria y se trata de nuestra Libertad. Y no solo no crees en ninguna de las dos, sino que quieres destruir ambas.
 
Lo tienes crudo, porque somos millones los que pensamos que representas lo peor. Lástima que los corruptos te hayan dado esta oportunidad para engañar a tanta buena gente. Porque es así, Pablo, tú solo eres una consecuencia de la corrupción de tantos dirigentes del PSOE y del PP. Gracias a Dios, la España decente os combatirá a ambos a la vez. Por una España más unida, más justa y más libre. Os combatiremos siempre.
 
Santiago Abascal, presidente de Vox.
 
 

La carta de tres juezas a la víctima de 'La Manada'

 “Nueve años de cárcel no es ninguna tontería, pero sí creemos que la pena debió ser mayor”


"Empezamos pidiéndote disculpas por el atrevimiento de pensar que, habiéndose dicho tantas cosas sobre la sentencia que conocimos el pasado jueves, 26 de abril, podemos aportar algo aún. Disculpas por sentir la necesidad de contar nuestra lectura de la sentencia.

La reacción de la gente ha incomodado a una buena parte de quienes cada día hemos de sentenciar, pero es a partir de esa reacción de las mujeres y de los movimientos feministas, desde donde debemos analizar con sosiego si hemos de cambiar este sistema penal androcéntrico y con graves sesgos sexistas, y sobre todo, qué es lo que hemos de cambiar.

La sentencia mayoritaria (la opinión de dos sobre tres) declara probados los hechos que leemos y que han sido conocidos. Frente a ese relato ha habido indignación, y hemos oído y leído los motivos de esa indignación.

Hemos escuchado lo de 'Yo sí te creo', pero queremos decirte que, en nuestra opinión, el tribunal (dos sobre tres) ha creído tu relato y lo ha declarado probado, con evidencia, más allá de toda duda razonable. Si no te hubieran creído, es imposible escribir lo que se dice en los hechos probados de la sentencia; tampoco diría la sentencia que tu testimonio es coherente y digno (lo califica de este modo en los fundamentos jurídicos). Los argumentos de las defensas cuestionando tu persona y tu relato son rechazados por la sentencia con respeto y consideración. Leemos cómo les has convencido con tus explicaciones, por qué te han creído.

También se ha dicho que la sentencia coloca a las mujeres en una grave situación de riesgo, pero no leemos en ella nada que nos lleve a esa conclusión, porque la sentencia analiza algo que vemos cada día, y que es que cada mujer reacciona de modo distinto ante un ataque (cada persona es un mundo) y explica la sentencia que, en ocasiones, quien se siente agredida responde resistiéndose; en otras, tratando de ganar tiempo para eludir la agresión; y en otras, adoptando una actitud pasiva y esperando que termine cuanto antes, y que ninguna de esas tres reacciones implica consentimiento. Por eso en los argumentos de la mayoría (dos sobre tres) se deja claro que en ningún momento consentiste, y también explica la sentencia por qué resulta evidente que no querías que nadie (en este caso los cinco acusados) te tratara como lo hicieron aquel día de San Fermín.

Dice la sentencia que existió abuso y no violación. Aquí sí queremos pararnos para explicar también nuestro punto de vista:

a) Quienes firmamos esta carta hemos mantenido que las palabras son muy importantes; son un método para comunicar ideas, emociones, deseos. Por medio de símbolos y significados el lenguaje transforma la conciencia humana porque permite nuevas formas de pensamiento y adquisición de conocimientos; los significados de las palabras sufren un proceso de transformación. Va variando el significado que damos a las palabras porque la relación entre la palabra y el pensamiento no es solo un hecho, es básicamente, un proceso (del pensamiento a la palabra y de la palabra al pensamiento).

b) Si se describen unos hechos probados como los que hemos leído, es imposible que la gente esté conforme con llamar abuso (al margen de la calificación técnico-jurídica) a esos hechos. Para la mayoría de las personas, abusar es usar mal o en exceso, pero usar, al fin y al cabo, y la palabra usar no la refiere el diccionario para las personas, sino para las cosas (hacer servir una cosa para algo).

c) Creemos que mantener esa palabra (abuso) en el Código Penal para referirse a las relaciones sexuales no consentidas, parte de la idea de que las mujeres seguimos siendo objetos para servir al placer del hombre, y que solo si se exceden los hombres en ese uso, se les castiga, pero solo si se exceden. Y esa idea que se adivina bajo la palabra abuso es muy dolorosa para cualquier mujer, haya sido o no objeto de abuso.

d) La gente ha protestado porque han considerado que estamos ante una violación, y en esto sí estamos de acuerdo. Desde un examen técnico, jurídico, violar (en el Código Penal) es utilizar fuerza, violencia contra la persona violada, y/o intimidarla para acceder sexualmente a ella. Intimidar a alguien es meterle miedo, y es verdad que el miedo es muy subjetivo (unas personas lo tienen rápido y otras no) pero en nuestro trabajo de juzgar debemos examinar qué datos objetivos, probados, han resultado en el juicio. En tu caso, los datos objetivos sustentan, refuerzan y asientan la idea, clara y que pocas explicaciones merece, que en el portal de la calle… En lo que describiste (te han creído y te creemos) cualquier persona sentiría miedo y ante el miedo, cada persona reacciona de modo distinto y tú reaccionaste como pudiste en aquel momento. Y esto no te hace culpable de nada, pese a que las defensas trataron de desplazar la responsabilidad y la culpa a tu persona, como ocurre con frecuencia, cuando nos recuerdan que somos nosotras las provocadoras de todo lo que nos hacen (no nos pasa sin más). ¡¡¡Que no se te pase por la cabeza ni un ápice de culpa!!!

e) Nos gustaría que no pensaras que después de lo que te han hecho vas a padecer secuelas de por vida. No tiene por qué ser así. Ya lo dice la sentencia: ese día no se acabó el mundo ni la vida para ti. Eres joven y valiente, y se nota que tienes a tu alrededor gente que te ayuda y te quiere (se adivina esto) y seguirás siendo una mujer alegre, que disfrutará del sexo y de la vida. Rechazamos (con toda la energía de que somos capaces) el argumento de que: "como no hay secuelas psíquicas, como sigue llevando fotos a Instagram, o a Facebook se lo pasó en grande, consintió, no le ha pasado nada". Pese a quien pese y aunque sí te violaron, podrás convivir con ese dolor, gestionarlo y que estos hechos no arruinen tu futuro.

Dice la gente que la violación les ha salido gratis: nueve años de cárcel no es ninguna tontería, pero sí creemos que la pena debió ser mayor porque (ya lo hemos dicho) debió calificarse y castigarse como violación. Además, en la sentencia se declaran probados otros hechos, otros ingredientes que hacen más grave el delito, y por ello, la respuesta del sistema penal debió ser más elevada.

La sentencia, por tres veces, explica que cuando uno de los acusados te quitó el móvil no era con la intención de robarte, sino de dejarte desamparada, sin que pudieras pedir ayuda, para que tardaras en reaccionar, para humillarte aún más…, y eso no es un robo; eso es mucho más grave, mucho más indigno…, al igual que el hecho de que grabasen en vídeo y difundieran la violación, pero principios procesales impidieron al tribunal ir más allá.

No queremos terminar estas líneas sin estas últimas reflexiones:

a) No vamos a comentar el voto particular; todo acto de juzgar tiene una carga de subjetividad, y sabemos que cuando escribimos una sentencia nos retratamos. Dicho esto, llama la atención el modo en que el discrepante de la mayoría (en su voto), disecciona, desmenuza tus varios relatos. Nos parece una idea particular sobre el comportamiento de la memoria humana, del relato, de la palabra de una joven de dieciocho o veinte años, de vuestros modos de contar las cosas…, de explicaros…Y quizás no dar importancia a lo que nos aporta la psicología forense experimental, y a todos los condicionantes que influyen en el relato de cualquier ser humano.

b) Cuando utilizamos el lenguaje, el mínimo respeto lleva a que tengamos en cuenta las características lingüísticas de las personas a las que va dirigido. El respeto a los derechos básicos de todas las personas a las que destinamos nuestras resoluciones exige que escribamos en un lenguaje claro, igualitario, inclusivo, no sexista, respetuoso, gramatical y sintácticamente correcto y que la redacción sea eficaz. Son muchos los efectos que tiene nuestro modo habitual de redactar: uno de ellos es que, llenar folios y más folios en ese lenguaje, hace que no te reconozcas (puede parecer que no es tu asunto).

Terminamos dándote las gracias por tu valentía, por tu coraje y por la honestidad que transmite la sentencia sobre tu modo de proceder en este juicio. Estamos seguras de que ha tenido que ser duro, muy duro estar en el centro de esta vorágine, y resistir como lo has hecho (también es algo que adivinamos) porque suponemos que, en más de una ocasión, durante estos largos meses, habrás pensado si no hubiera sido mejor para ti el haberte ido de Pamplona cuando llegó tu madre a recogerte, y no pasar por el Juzgado, pese a que las dos fuisteis conscientes de lo que te habían hecho unos hombres que piensan y tratan a las mujeres como mero objeto.

Un abrazo"

Firmado por Dalila Dopazo (magistrada en Lugo), Nekane San Miguel (magistrada en Bilbao) y Àngels Vivas (magistrada en Barcelona).

Mi carta a la Policía Nacional

El autor, hijo de un policía nacional que trabajó durante años en el País Vasco, asegura que la situación de hoy en Cataluña le recuerda a aquellos tiempos y califica de "héroes" a los agentes y a los guardias civiles.

Tengo 28 años, y soy hijo de un subinspector del Cuerpo Nacional de Policía, sirviendo en este cuerpo desde 1980. Destinado en Pamplona y San Sebastián, trabajando día a día para que tod@s tengamos hoy la libertad de hablar, opinar, criticar y/o vivir con normalidad y respeto a pesar de nuestras diferencias.
Por defender la libertad y democracia muchos de sus compañeros perecieron, asesinados por ETA. Su mujer (mi madre) incluso tuvo que andar armada por Pamplona (ciudad donde vivían), y sus hijos (mi hermano y yo) tuvimos que criarnos fuera de esta ciudad tan bonita y a la que tanto amo, en la cual de niños nunca pudimos nombrar la palabra España o Policía.
Más tarde, previo paso por Barcelona, fue destinado a San Sebastián, donde todavía me viene a la mente, tener que ver a mi padre siempre sentado en la toalla de la playa de la Concha, cerca de su riñonera mientras nosotros nos bañábamos, años más tarde entendí que por su seguridad y la de su familia, nosotros, no podía alejarse de su pistola.
Todavía recuerdo cómo en documentación recopilada a un comando de ETA detenido aparecía el vehículo de mi padre como uno de los principales objetivos a abatir. Pudo cambiar de destino, pero decidió seguir trabajando por qué tod@s pudieran vivir con libertad.
Todavía recuerdo, como siempre que entrábamos a un bar, debíamos ponernos en el final del mismo mirando a la puerta de entrada, por si ETA entraba e intentaba acribillarle a balazos.
Todavía recuerdo cuando bajando desde el cuartel de Amara hacía la playa de la Concha, desde unos balcones nos cantaban: ¡Que se vayan, que se vayan!, lo que sin lugar a dudas me recuerda a la estrepitosa situación por la que están pasando agentes de la Policía y la Guardia Civil estos días.
Gracias a tu trabajo se superó aquella época.
A pesar de ello, mi padre jamás ha tenido una mala palabra hacia el País Vasco y Navarra, lugares que ama y de donde se siente uno más; mucho menos las ha tenido hacia sus gentes, hacia quienes no ha mostrado odio a pesar de haber perdido parte de su vida, sus compañeros, los que ya nunca volverán.
Para mí, tanto mi padre como todos y cada uno de sus compañeros, que han trabajado y trabajan por la estabilidad de un país, por la seguridad de todos los que vivimos en él, diré: que son HÉROES del siglo XXI, a los que como ciudadano aragonés, español y europeo agradezco su trabajo y dedicación diaria para que podamos vivir con plena libertad.
¡Viva la Policía Nacional y viva la Guardia Civil!
Por Imanol Sánchez